Nuestras horas muertas


Juguemos esta noche a ser sólamente dos,
enamorados, enredados como cuerdas
que se aflojan; nos aferramos al amor.

Enrollados, bajo un manto de caricias,
mientras que decimos adiós y buenos días,
al mismo tiempo, al mundo que descubrimos.
Aquel mundo donde sólo estamos tú y yo.

Empecemos a soñar, ¡ cómo soñábamos!,
¿te acuerdas? Mi boca, tu piel... ¡ y pintábamos
nuestras ilusiones con besos!, porque eso
solíamos hacer, en nuestras horas muertas.

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