Pasado, presente, futuro.


La voz de tu silencio construye tempestades.
Por eso la he guardado en un frasco de cristal:
más por miedo a derrumbar mis ideales,
que por ganas de matar el hambre
creciente y mustio de mi curiosidad.

Ya no puedo más soñar. Y de hecho, ya no sueño.
Pues los sueños sólo me hablan de alegrías
inexupgnables, como mi soledad,
e inalcancables sin tu real compañía.

Ya no puedo más vivir. Y de facto, ya no vivo
ni un solo minuto más sin ti, pero contigo.
Porque dependo de ti, como pende de un hilo
cada uno de mis sentimientos desde que te conocí.

Ya no puedo ser ni yo. Y por ende, no lo soy.
Si Descartes apelaba a la razón para existir,
mi razón ya se marchó y sin ella ya no estoy.
Mas está tu corazón en su lugar, y por eso no me voy.

2 comentarios:

11 de octubre de 2008, 0:10 Anónimo dijo...

El Sol no se ha puesto aún por última vez.......... Tito Livio (Historiador romano).

11 de octubre de 2008, 0:15 Anónimo dijo...

A menudo encontramos nuestro destino por los caminos que tomamos para evitarlo... Jean de la Fontaine